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juanfranhc99

Perdiendo Humanidad

Ya sin fuerzas, tirado en el banco de arena miró circunvalar en el aire a hambrientos gallinazos. Venían por su pierna gangrenada y pestilente y él no tenía la más mínima intención de evitarlo. Pasar tanto tiempo donde nunca-siempre estás solo te hace sentir menos como uno y más como todo, menos como humano y más como bosque. Total, su cuerpo fue entregado a este sitio cuando entró aquí. Así lo decidió o tal vez nunca tuvo opción de escapar.

Raúl salió del cine con su amigo Carlos, confundidos y algo perturbados por semejante película.


- Creo que el protagonista estaba completamente loco – dijo Carlos.

- ¿Cómo será ir a Borneo? - Respondió Raúl.

- Seguro lleno de mosquitos y bichos.

- Había unos paisajes increíbles en la película, me gustaría conocer algo así.

- Mi padre me llevaba a la montaña de chiquito y algunos sitios eran impresionantes y no están lejos de Quito.

- Salgamos un fin de semana de paseo a estos sitios Carlos, yo pongo carro.

- Está de ver, Raúl.

- ¿Y ahora?

- No sé, creo que Enriqueta iba a hacer una caída en su casa. ¿Quieres ir?

- No la conozco a esa man.

- ¡Vamos ve! Ahí seguro conoces gente chévere, Raúl.

- Bueno, pero vamos primero a mi depar que me quiero bañar.

- ¡Ya!


El lugar que renta Raúl cerca de la universidad Central es súper chiquito, con una sola ventana en la cocina que da a plena Avenida 10 de Agosto. La pared del baño tiene moho por la humedad, salen brotes de las papas de abajo del lavabo y en el dormitorio una planta suculenta yace sobre el velador. Carlos se acomoda en la única silla de todo el apartamento, entre la cocina y el dormitorio, frente a la tele. Enciende el televisor y ve como el canal de TC es tomado por una docena de criminales fuertemente armados en vivo. Entre gritos, llantos y amenazas los presentadores y trabajadores de la televisora son sometidos en el suelo y los criminales definen sus demandas al público.

- ¡Raúl! ¿Ya estás listo?

- Dame cinco…


En casa de Enriqueta, Carlos conocía a un par de personas y rápidamente dejó solo a Raúl en el sofá de la sala. En soledad, Raúl tomó todo el trago que pudo embutirse. Las horas pasaron y más gente llegaba hasta atestar el lugar. Pero, Raúl embebido seguía copa tras copa.


Ya completamente alcoholizado, tirado en el suelo del baño y con la cara pegada a la taza del inodoro, miró por la rendija de la puerta a hambrientos gallinazos observándolo; venían a limpiar el suelo que vomitó y él no tenía la más mínima intención de evitarlo. Luego llamaron a Carlos a limpiarle la cara a Raúl y llevarlo a una cama. Pasar tanto tiempo en un bloque estéril de ciudad te hace sentir nunca-siempre solo. Aquí lo humano es todo, menos uno, uno es lo único humano. Total, su cuerpo fue entregado a esta ciudad cuando entró aquí. Así lo decidió o tal vez nunca tuvo opción de escapar.

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Abajo Enriqueta >:)

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