En el suelo del bosque
raspan, cantan, crecen,
pequeños y tímidos.
Una vez vi a unos como pollitos.
Los visité a diario,
van en pequeñas familias.
Va el padre solitario,
la madre con sus crías.
Cantan como disco rayado,
son café, con gris terroso,
buscan comida para los suyos
yo los veo, me siento suyo.
Luego...
Los busqué
un día, un año
y no los encontré
¿A dónde se fueron sin mí?
¿Y los de antes?
Ya han quedado atrás
¿Quién los mató?
Pollito ancestral
nunca te conocí,
pero imagino que te pasó.
¿Por qué fallamos?
Nada sale bien.
Tanto que planeamos
para seguir cavando tumbas.
Tal vez todos surgimos
de un grandioso y tremendo error,
la fuente vital.
mutación, desequilibrio, evolución,
la verdad es mortal.
Homogenizamos, batimos
leudamos y fermentamos.
Separa las claras.
Retira la espina.
Colapsa lo que amamos.
Cada día hay menos tipos de calzados en el bus
y menos religiones que bombardear
para uno de estos días volver
a un espiral atravesado por luz
¿Por qué no podemos evitar amar?
El suelo no existe,
solo hay un hueco
de algo me tengo que aferrar.
Tejidos vivos de un ser
forman el universo.
Tu confianza en mí
y que yo crea en ti
son el suelo para crecer
Nunca te dejaré,
cuenta conmigo,
si tú eres yo.
Hay pequeñas y grandes cosas
que duelen al verlas pasar.
El error de haber nacido
para nunca parar de luchar.
Si no tiene sentido
igual nunca dejaré de buscar
a mis pollitos del bosque
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